miércoles, 16 de septiembre de 2009

Humo.



Mas que decir cuando solo quedan cenizas y un papel para escribir, cuando ya no queda nada, solo la luna en mi ventana, fiel oyente de mis locuras, de mis miedos y tus traumas. Escribo y duermo, duermo, escribo y respiro, respiro y vuelvo a escribir. Y me sumerjo en mi hábitat innato, que apaga el fuego de los papeles, que acaba con el humo, con tu imagen amorfa en blanco y negro, regalo de la combustión. Y quemo, quemo lo que escribo, queman mis manos, mis dedos, mi cuerpo entero. El tiempo lo cura todo y todo vuelve a ser locura un día escribí, una noche quemé y una mañana enloquecí.

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